Borrador 11, septiembre 2021
Los hilos rojos
también se cortan
Hace rato que esta historia te alcanza en tu cabeza. Si fuera
por vos, viviríamos en esa nube de pedos que nada tiene que ver
con la realidad.
Esperás que te diga que sí para decirme que no, y así vamos
y venimos a ninguna parte. Esto de transcurrir en un paréntesis
platónico, lleno de promesas que nunca van a suceder, resuelve tu
incapacidad de tomar decisiones. Los dos sabemos que el final de
este cuento sería el comienzo. Y a vos, el final te planta en una
realidad que no soportás. Por eso, me querés en tu cabeza. Ahí no
vamos a morir nunca.
Pensás que nos une el hilo rojo que nos va a salvar para
toda la vida. ¡Déjate de joder, que esto no es amor! Esta paja
mental te entretiene en medio del embole que palpás cada
mañana, cuando apenas abrís los ojos.
El amor sucede, no se piensa. Sucede. Y vos preferís
pensarme y dibujar esta historia con pinturitas de colores para
despabilarte un poco.
Córtala con esos cuentos de hadas, que nadie quiere ningún
palacio. No te confundas. No quiero jaulas de ningún tipo. Te quiero
real. Acá. Quiero el mar, tu mano y el Cielo. No quiero decorados
ni piruetas de amor. Quiero amarte y que me ames. Acá. Abajo. Al
lado. Déjate de boludeces, que los hilos rojos también se
cortan. ¿Cómo que no? ¿Sabés cómo se cortan? Agarro esta tijera
y se terminó el cuento.
Quiereme en la tierra, boludo. Yo que sé si en el cielo te voy a encontrar.
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